Los padres de familia: primeros educadores y baluarte contra las ideologías

En un mundo como el de hoy, en el que debemos comenzar por defender hasta lo más básico: la vida humana (que el propio hombre quiere destruir), no resulta sorprendente que también se deba defender la célula básica de la sociedad, la familia. Estas realidades, de la vida y la familia, que hasta hace unas décadas se protegían por cuestión de buen criterio y por el bienestar social, hoy deben ser protegidas y defendidas de la misma cultura que se ha tornado contra ellas.

La vida se debe proteger desde su mismo seno, que son las madres acompañadas de sus padres, así como la familia debe ser protegida desde los mismos padres y madres de familia. Estamos llamados a hacer el cambio, a darle la vuelta a la ruleta que durante décadas sigue cogiendo impulso de ideología. Somos los padres de familia los responsables, no sólo por derecho sino por deber, a proteger a nuestros hijos y a llegar primero a sus corazones. La realidad del mundo nos exige un alto grado de responsabilidad y conocimiento frente a los temas que vulneran nuestro primer entorno, para poder protegernos y equiparnos con las herramientas necesarias no sólo para sobrevivir, sino para dejar una huella de cambio.

Somos los padres de familia los más apropiados para volverle a hablar a nuestros hijos del amor y de los valores, y contrarrestar los argumentos de los medios, que los invita a vivir un placer sin límites. Educar en el esfuerzo, en el sacrificio, en la renuncia, también es formativo, y es parte del paquete de la educación que debemos darles. Numerosos estudios respaldan la tesis de que familias unidas y coherentes, producen muchachos más sanos, emprendedores, maduros socialmente y con alto sentido de patriotismo, es decir con todas las habilidades para construir un mundo mejor en la entrega de sí mismos. Tesis ésta, contraria a la educación que hoy reciben desde el estado en donde el individualismo, el egoísmo y el placer, son los principales “valores”.

Los padres de familia tenemos un papel preponderante en la conducta sexual de nuestros hijos, ya que somos los llamados a educarlos en el carácter, que es finalmente el que les permitirá rechazar el relativismo moral al que están expuestos.

Pero para ésto, se requiere de valentía, de amor y de compromiso, pues los medios, la cultura, las leyes y hasta los que nos rodean, nos dicen que vayamos con la corriente y sigamos los esquemas que hoy dicta el mundo. Sin embargo, estos tres ingredientes, valentía, amor y compromiso, vienen intrínsecos en la receta de la maternidad y la paternidad responsables. Ánimo papás, es el momento de dar UN PASO AL FRENTE por nuestros niños y por los derechos que tenemos sobre ellos. Pongamos en uso los ingredientes, para hacer de nuestros hijos una deliciosa receta de felicidad, amor y verdadera libertad.