Peligros de la hormonización infantil y adolescente: Por qué muchos morirán

14 noviembre, 2019
FUENTE: PABLO MUÑOZ ITURRIETA

Uno de los peligros más graves de la ideología de género es la perversión de la medicina en servicio de una agenda ideológica, tal como la transformación física de niños y jóvenes con todas las consecuencias nefastas que se siguen. En Inglaterra, la Clínica Tavistock está enfrentando demandas legales debido a la experimentación con niños. Estos tratamientos criminales están siendo impuestos por ley en muchos países, bajo la falsa figura de “derechos humanos” a la identidad de género y orientación sexual. En Canadá, por ejemplo, los padres han perdido la patria potestad con respecto a estos tratamientos, como se explicó en este artículo. En Argentina, es la perversa Fundación Huésped quien está a cargo de “adecuar el cuerpo a la identidad y género autopercibidos (desarrollando rasgos femeninos o masculinos según se desee y suprimiendo los del sexo asignado al nacer) mediante la administración de hormonas”, como afirma la Fundación en su sitio web. Nótese las mentiras de dicha Fundación: suprimir el sexo “asignado” al nacer, como si fuese algo impuesto por los padres, en favor de una supuesta verdadera identidad: la de género (ver el listado de los 112 géneros). Todas estas clínicas de “identidad de género” y las fundaciones que las promueven están experimentando mortalmente con niños y jóvenes.

Obviamente que la Fundación Huésped deja completamente de lado la condición del niño, sus problemas patológicos y las consecuencias mortales de la “afirmación de la identidad de género”: el 41% de las personas que caen en este engaño intentan terminar su vida con el suicidio.[1] Es realmente lamentable y lo peor es que estos activistas LGBT lo saben.

Para poder incorporar estos tratamientos contra toda norma ética, los activistas la han llamado “terapia de afirmación”, para lo cual han elaborado “guías” de tratamiento de esta condición.[2] En el libro “Atrapado en el cuerpo equivocado” se explica en profundidad quiénes fueron los que estuvieron detrás de estos tratamientos, su conducta criminal y el dinero que se mueve. Aquí solo me voy a referir a varios artículos científicos que explican las graves consecuencias de la hormonización infantil y adolescente.

Hay que distinguir entre dos tipos de intervención: los bloqueadores hormonales (para suprimir las hormonas naturales del cuerpo), y la hormonización cruzada (administrando hormonas sintéticas para feminizar o masculinizar el cuerpo).

En 1998 se describió la primera aplicación para bloquear la pubertad en adolescentes que buscaban cambiar de sexo en Holanda.[3] Es por eso que además de dañar completamente la salud de los niños y jóvenes, se trata de un experimento en ser humanos, por que todavía no se conocen todas las consecuencias nefastas que se siguen.M

Peligros de los bloqueadores hormonales [4]

  • Se frena el proceso natural de crecimiento y desarrollo justo antes de que comience la pubertad.
  • Evitan que el niño progrese físicamente e ingrese en la pubertad y, en consecuencia, no desarrolla las características secundarias de su sexo biológico.
  • Afecta el crecimiento de los huesos.
  • Previene el desarrollo completo y maduro del cerebro.
  • Inhibe la fertilidad (muchas veces de por vida, especialmente en la mujer).
  • En el varón, los testículos y el pene no maduran y su masa muscular no se desarrolla.
  • Causa cáncer testicular (varón) y de mama (mujer).
  • Obesidad.
  • En las niñas, estos bloqueadores impiden la menstruación.
  • Somnolencia.
  • Cefáleas.
  • Edemas.
  • Trastornos digestivos.
  • Efectos adversos en el tejido mamario, endometrio y ovarios.
  • Depresión, la cual induce a la ideación de suicidio (esta es la razón verdadera por la cual tantos niños “trans” se suicidan).
  • Es un tratamiento irreversible, porque si se bloquea el desarrollo del cuerpo por algunos años este no vuelve a recomenzar y crecer normalmente una vez que se deja de administrar bloqueadores hormonales.
  • El 95% de niños diagnosticados con disforia de género logran superar el trastorno con buena terapia y por los cambios hormonales que ocurren de modo natural durante la pubertad. Sin embargo, es muy difícil médicamente que el niño supere el trastorno psiquiátrico una vez que ha comenzado a administrar bloqueadores hormonales y una terapia hormonal invasiva, ya que las hormonas sexuales que surgen durante la pubertad ayudan a un adolescente con trastornos de género a identificarse con su sexo biológico.[5]
  • Las secuelas afectan a la persona de por vida.

Etapa de la hormonización y sus peligros [6]

Una vez que se bloquean las hormonas naturales que produce el cuerpo, es necesario reemplazarlas con hormonas sintéticas para imitar las del sexo opuesto: estrógeno para los varones (para feminizar su apariencia) y testosterona para las mujeres (para que parezcan varones). Este proceso comienza alrededor de los 16 años, con el propósito de “imitar” lo que ocurriría naturalmente si estos adolescentes fuesen del sexo opuesto.[6]

  • Aumentan el riesgo de problemas cardíacos y la esterilidad.
  • El estrógeno oral (para varones), causa trombosis, enfermedades cardiovasculares, aumento de peso, presión alta, intolerancia a la glucosa, enfermedades de la vesícula, prolactinomas (tumores en el pecho) y cáncer de mama.
  • Cuando a una mujer se le administra hormonas masculinas tales como la testosterona, se afecta el colesterol, aumenta el riesgo de enfermedades cardíacas, causa la intoxicación hepática y el exceso de glóbulos rojos, causa apnea del sueño (se interrumpe la respiración mientras se duerme, lo que lleva a la sofocación), causa la resistencia a la insulina y afecta el tejido ovárico, mamario y endometrio.
  • El tratamiento hormonal deberá continuar de por vida si se realiza una operación de “reasignación de sexo”, ya que se extirpan las glándulas sexuales (que secretan las hormonas naturales), con graves consecuencias para la salud de la persona.

Bibliografía Recomendada:

  • Cohen-Kettenis, Peggy T., y Stephanie van Goozen. “Pubertal delay as an aid in diagnosis and treatment of a transsexual adolescent”. European Child and Adolescent Psychiatry 7, no. 4, 1998, pp. 246-248.
  • Delemarre-van de Waal, Henriette A., y Peggy T. Cohen-Kettenis. “Clinical management of gender identity disorder in adolescents: a protocol on psychological and paediatric endocrinology aspects”. European Journal of Endocrinology 155, 2006, pp. 131–137.
  • Hruz, Paul W., Lawrence S. Mayer, y Paul R. McHugh. “Growing Pains: Problems with Puberty Suppression in Treating Gender Dysphoria”, The New Atlantis, 2017, 52, pp. 3-36.
[1] Cf. Haas, Anne P., Philip L. Rodgers, y Jody Herman. “Suicide Attempts Among Transgender and Gender Non-Conforming Adults: Findings of the National Transgender Discrimination Survey”, The Williams Institute / American Foundation for Suicide Prevention, 2014, pp. 1-18.

[2] Ver, por ejemplo, American Psychological, Association. “Guidelines for psychological practice with transgender and gender nonconforming people”, The American psychologist, 2015, 70, no. 9, pp. 832-864; Hidalgo, Marco A., Diane Ehrensaft, Amy C. Tishelman et al. “The Gender Affirmative Model: What We Know and What We Aim to Learn”, Human Development, 2013, 56, no. 5, pp. 285-290.

[3] Cf. Tolis, George. “Suppression of androgen production by D-tryptophan-6-luteinizing hormone-releasing hormone in man”, Journal of Clinical Investigation, 1981, 68, no. 3, pp. 819-822.

[4] Cf. Silvano Bertelloni Dick, Mul. “Treatment of central precocious puberty by GnRH analog: long-term outcome in men”, Asian Journal of Andrology, 2008, 10, no. 4, pp. 525-534. Feldman, Jamie, George R. Brown, Madeline B. Deutsch et al. “Priorities for transgender medical and healthcare research”, Current opinion in endocrinology, diabetes, and obesity, 2016, 23, no. 2, pp. 180-187; Moore, Eva, Amy Wisniewski, y Adrian Dobs. “Endocrine Treatment of Transsexual People: A Review of Treatment Regimens, Outcomes, and Adverse Effects”, The Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism, 2003, 88, no. 8, pp. 3467-3473; Schmidt, Lauren M. D. y Rachel M. D. Levine. “Psychological Outcomes and Reproductive Issues Among Gender Dysphoric Individuals”, Endocrinology and Metabolism Clinics, 2015, 44, no. 4, pp. 773-785.

[5] Cf. Hruz, Mayer, y McHugh. “Problems with Puberty Suppression”, p. 17.

[6] Cf. Hruz, Mayer, y McHugh. “Problems with Puberty Suppression”, p. 17.

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