La Discriminación en Colombia sí existe

2 marzo, 2015

La intolerancia de la inquisición rosa

El pasado mes de febrero la Corte Constitucional de Colombia decidió sobre la constitucionalidad de la adopción por parejas homosexuales. Aunque todavía no se conoce toda la sentencia, la Corte Constitucional informó que ahora pueden adoptar parejas homosexuales cuando una de las personas sea el padre biológico del menor. En este sentido, el fallo dejó a todos inconformes porque no cambió nada en relación con lo que la Corte ya había decidió en la tutela SU-617 de 2014 en la que permitió que dos lesbianas adoptaran a una menor que era hija de una de las mujeres. El fallo ni avanzó ni retrocedió la agenda gay, solo confirmó un fallo anterior dando mayor fuerza al precedente instaurado en la tutela. La Corte Constitucional le falló al país una vez más, falló en cumplir su deber como guardiana de la Constitución y proteger la familia definida en el artículo 42 de la carta suprema.

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A esta terrible situación se le adiciona un nuevo elemento de vulneración de los derechos de los colombianos: la práctica inquisitoria del lobby gay. La inquisición rosa anda cazando a quienes se atrevan a pensar diferente, atentando contra la libertad de expresión en nuestro país. Hemos visto su poder para desprestigiar y crucificar a los pocos que con valor han defendido la verdad durante el agitado debate de adopción gay en Colombia. No hay consideración ética por parte del lobby gay. Todo vale en su juego y por eso juegan sucio.

Primero, filtraron a la prensa nacional la intervención presentada por la facultad de medicina de la Universidad de la Sabana ante la Corte Constitucional. Este documento hacía parte de un proceso judicial de inconstitucionalidad y estaba dirigida a los magistrados de la Corte Constitucional. Su intención no era hacer más democrático el debate (que no tiene nada de democrático) sino perseguir mediáticamente y con nombre propio a quienes presentaron esa intervención. El Espectador y otros diarios liberales no tuvieron ningún problema en publicar esta clase de documentos, aunque ello implicara nublar el debate jurídico y politizarlo (aún más).

A raíz de ésto, el rector de la Universidad de la Sabana retiró el documento preparado por la facultad de medicina y le pidió a la Corte Constitucional no tenerlo en cuenta en sus consideraciones. ¡Qué tristeza! Que el rector de la única universidad que tuvo la valentía de decir algo diferente cediera ante las prácticas intimidatorias de la inquisición gay.

Al no ser esto suficiente, El Espectador nuevamente publica una grabación de la clase del profesor de Gabriel Mora quien es el director de la maestría en derecho constitucional de la Universidad de la Sabana y autor de la intervención presentada por la facultad de derecho de esta universidad ante el proceso que se adelantaba ante la Corte Constitucional. Lo han hecho con la intención de intimidar al profesor Mora y hacerlo ver como un radical retrógrado. La publicación no permite definir en qué contexto ni los argumentos que el constitucionalista utilizó para afirmar que los homosexuales sufren de una enfermedad. No cuestionan si quiera si en esta afirmación hay algo de verdad, sólo lo crucifican mediáticamente.

La estrategia que están utilizando es clara, intimidar a los que se opongan a través de la manipulación de la opinión pública. Y si alguno no se retira del debate después de la intimidación, lo lapidan. El buen nombre de los pocos que se han atrevido a decir algo diferente al lobby gay ha sido desprestigiado y nos han llenado de terror. Esa era su intención. ¿Quién se levantará ahora contra ellos? ¿Quién quiere ver su nombre utilizado de esta forma ante la opinión pública?

Siempre me he opuesto a toda forma de dictadura. Hoy con más decisión que nunca me opongo a la dictadura que piensa imponer los llamados progresistas que no debaten ideas sino atacan personas. No es justo que ellos puedan decir lo que quieran, pero si tú dices algo diferente te callan o te etiquetan como loco extremista. Su discurso de derechos humanos está viciado, es sólo una herramienta para adelantar su agenda política. Ellos sí tienen derecho a no ser discriminados, pero los que piensan diferente a ellos no. Son tolerantes, pero sólo con los que piensan igual. El lobby gay puede exponer al mundo sus prácticas sexuales y todo lo que venga con ella, pero el resto no puede expresar opiniones acerca de ellas sin ser estigmatizado y discriminado.

Lo paradójico se dio esta semana, cuando en un programa de TV del canal Caracol, amarillista y supuestamente investigativo, se “descubre” a unos “supuestos” sacerdotes en lugares de ocio gay. El programa y su presentador, muestran a las personas homosexuales como unos “enfermos lujuriosos”, pero esta vez, ante esta afirmación, NADIE DIRÁ NADA… ni la comunidad gay que con tanto ahínco brincó hace unas semanas frente a las mismas palabras…

Hoy más que nunca necesitamos defender la libertad de expresión, la libertad de conciencia, el derecho a no ser discriminado por pensar diferente, el derecho a la verdad, el derecho al sano y libre desarrollo de la personalidad de los niños, y a que se proteja la familia en Colombia.

Nos jugamos el futuro de nuestro país, no más miedo!

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