Alerta – “Elite”: reseña de la última serie de Netflix para adolescentes

18 octubre, 2018
FUENTE: RAZÓN ÁS FE

De qué trata

Es un melodrama con diálogos forzados, que gira alrededor del homicidio de Marina, una de las estudiantes de la escuela Las Encinas, recurriendo a flashbacks a través de los cuales se va narrando la historia de tres muchachos de bajos recursos que llegan a la escuela más exclusiva del país, gracias a unas becas que ha ofrecido la empresa constructora responsable del derrumbe del colegio público en el que estudiaban.

El choque entre las dos clases sociales da inicio a un vértigo de sexualidad, resentimiento social, traiciones entre familiares y amigos, lenguaje soez, drogas y crimen; en el que además brillan jóvenes atractivos, padres desconectados de sus hijos, un colegio con locaciones de lujo, personal incompetente y aparentemente sólo dos asignaturas (redes sociales y natación).

A medida que se desenvuelve la historia queda en evidencia la ambigüedad moral de los protagonistas: los que inician como malos muestran luego sus facetas más nobles, mientras que los que al principio parecen buenos terminan realizando conductas perversas. Al final no existe ningún personaje realmente bueno y todos terminan siendo bastante infelices.

Personajes

Los alumnos pobres son Samuel (Itzan Escamilla), quien vive con su madre y Nano (Jaime Lorente), su hermano que acaba de salir de la cárcel y debe pagar una gran deuda a un grupo mafioso, Christian (Miguel Herrán), dispuesto a lo que sea para subir en la escala social y quien sueña con ser famoso gracias a su apariencia física, y Nadia (Mina El Hammani), de origen musulmán, discreta y estudiosa, quien aspira ganar la beca de mejor estudiante de Las Encinas, lo que le garantizaría el ingreso a una de las mejores universidades de EE.UU.

Los alumnos ricos son Guzmán (Miguel Bernardeau) y Marina (María Pedraza), hijos de padres constructores y quienes han forjado su riqueza gracias a negocios corruptos con políticos, Lu (Danna Paola, hija de diplomáticos mexicanos), pareja de Guzmán y dispuesta a usar su influencia para ganar la beca de mejor estudiante, Ander (Arón Piper), tenista de alto rendimiento y quien recurre a las drogas para evadir el odio que tiene por ese deporte y por no poder vivir plenamente su homosexualidad, y la pareja de novios Carla (Ester Expósito), hija de una Marquesa dueña de unas bodegas de vinos y del socio en negocios turbios de los constructores, y por Polo (Álvaro Rico), bisexual acomplejado hijo de dos lesbianas. El reparto lo completa Omar (Omar Ayuso), hermano de Nadia quien aspira hacer dinero con la venta de drogas para abandonar a su familia musulmana, que no puede enterarse de su homosexualidad.

Calidad del guión

Las situaciones son inverosímiles, los diálogos rebuscados y los personajes no son capaces de generar empatía con el televidente. Alguien ha dicho en redes que antes que ser una serie sobre adolescentes, trata de las fantasías de un adulto sobre la adolescencia. En todo caso, la narración tiene un ritmo trepidante y llena de giros sorprendentes, que resulta muy efectiva para enganchar hasta el final. Es una típica serie basura que sirve para generar polémica, ser consumida de forma masiva y pasar de inmediato al olvido. Con seguridad marcará un hito, pero no precisamente por su calidad dramática o argumentativa, sino por sus excesos en contenidos sexuales, así como por sus problemáticos mensajes morales dirigidos a adolescentes.

Violencia

Hay un disparo a un hombre amarrado dentro del baúl de un carro, actos de vandalismo en propiedad privada y peleas violentas entre estudiantes. Sin embargo, lo más violento es la forma en la que los estudiantes se tratan entre ellos y a los adultos (padres y maestros). El engaño, el chantaje y la manipulación son moneda corriente, mientras que la incomprensión, la arrogancia y el desprecio son las actitudes que marcan la personalidad de los protagonistas. La perspectiva desde la que se cuenta la historia es la de la guerra de clases sociales, planteada de modo que reafirma el resentimiento frente a las clases altas, representadas como corruptas, hipócritas y desalmadas.

Lenguaje vulgar y soez

En general el trato entre todos los personajes, estudiantes, hermanos, padres, está marcado por la agresividad, y eso se refleja en el vocabulario. Utilizan palabras de grueso calibre con frecuencia, tanto con la intención de ofender, así como parte natural de los diálogos.

Contenido sexual

De principio a fin la serie tiene escenas sexuales, algunas incluso podrían clasificar como pornografía “suave”, involucrando a todos los protagonistas, menos a Nadia, la estudiante musulmana. Varias escenas de sexo ocurren dentro del colegio. Se muestran parejas homosexuales, tríos, masturbación, así como actitudes promiscuas de una estudiante con VIH que tiene relaciones con dos hermanos de forma sucesiva. También hay una escena de exhibicionismo en la que los estudiantes celebran que un compañero se muestre desnudo delante de todo el plantel. En otra escena los adolescentes juegan con una botella a darse besos hetero y homosexuales y a quitarse la ropa.

Conductas de riesgo y autodestructivas

Los estudiantes consumen drogas y alcohol con naturalidad, lo cual la serie presenta como algo positivo y divertido. El tráfico de drogas al que se dedica uno de los protagonistas, se justifica como un medio para liberarse de la “opresión” de la familia, algo que nadie controvierte. Se afirma que las enfermedades de transmisión sexual son accidentes que pasan a cualquiera, en lugar de ser riesgos prevenibles a través de conductas responsables. Una subtrama en la que dos hermanos se acuestan en diversas ocasiones con una estudiante portadora de VIH, se aprovecha para mostrar como ignorancia e inmadurez el miedo a tener relaciones sexuales con personas que porten este virus. Se deja sugerido para la segunda temporada de la serie, que la única estudiante que vive la castidad y quien cuestiona la promiscuidad de la sociedad occidental, se contagia del VIH por un accidente de clase. Varios protagonistas se embarcan en conductas delictivas, ya sea porque son la única forma de resolver problemas económicos o porque las víctimas “lo merecen”.

Representación de la fe

La fe religiosa está representada por la familia musulmana, la cual lucha para mantener vivas sus tradiciones en sus hijos, en medio de una cultura que va a contracorriente. Sin embargo, el resultado de esta influencia se muestra como opresora de la libertad de los jóvenes. El padre, quien de forma genuina ama a sus hijos y se esfuerza por acercarse a ellos, comprenderlos y ayudarlos, se transforma en una persona autoritaria, irracional y déspota al tratar de imponer las exigencias de su fe en sus hijos. Otros personajes califican al padre religioso de “cavernícola” o de hacer un “infierno” de la vida de sus hijos. También se muestra una observancia “pragmática” de las normas religiosas, las cuales está bien hacer a un lado cuando es necesario para alcanzar el éxito profesional, y un valor de la religión desde un punto de vista individualista, como un medio “para encontrarse a uno mismo”. Se encuentran expresiones blasfemas como “de mí no se aprovecha ni Dios”. Ningún personaje muestra tener relación alguna con la fe cristiana, lo que en este caso particular es algo que se agradece. De forma muy incidental se presenta el Tarot como un medio para saber el futuro, mientras al fondo suenan las campanas de una iglesia, un gesto de producción que parece intencional. Intentar disuadir a alguien del aborto se presenta como una traición.

Representación de las relaciones familiares

Los padres de familia se representan como egoístas, ausentes, frívolos y desentendidos de sus hijos. Ningún adulto ni figura de autoridad (padres, educadores) se muestra como elemento de apoyo para la vida de sus hijos, ni tampoco inspiran admiración, respeto o afecto. Los adolescentes en general son desafiantes en su trato con los adultos. La relación entre los hermanos también están marcadas por la mentira y la deslealtad, aunque también se muestran gestos sinceros de afecto y solidaridad.

Valor pedagógico de la serie

La calificación moral es negativa. Poco o nada para rescatar como mensajes positivos o ejemplarizantes, tal vez, el de aceptar a personas provenientes de contextos culturales y socioeconómicos distintos, o el tratar de comprender la complejidad del contexto social que puede impulsar a las personas a cometer delitos o a consumir drogas. Sin embargo, en el afán de la serie de sorprender al televidente, termina reafirmando los prejuicios que pretende combatir: los estudiantes pobres terminan actuando como trepadores sin escrúpulos, que instrumentalizan la amistad para avanzar socialmente, o que están dispuestos a aprovechar la confianza de sus amigos ricos para resolver sus problemas a través del robo y la extorsión, y los musulmanes son efectivamente fanáticos e intolerantes.

La amistad consiste en aceptar a los amigos sin juzgar sus actos, sus conductas sexuales o su vida delictiva (tráfico de drogas). La representación de la familia y la religión es negativa, afianzando actitudes desafiantes hacia las figuras de autoridad. Normaliza el consumo de drogas y alcohol, las conductas promiscuas, el lenguaje vulgar y las conductas vandálicas y criminales. Las imágenes fuertes de conductas sexuales pueden inclinar a jóvenes que no estén acostumbrados a este tipo de contenidos al consumo de pornografía.

Recomendación a padres de familia y educadores

Tomar medidas para evitar que menores de edad tengan acceso a esta serie. Al final de este artículo se indican los pasos para bloquear la serie con contraseña desde el perfil de Netflix, de modo que ningún residente en el hogar pueda acceder a esta desde la cuenta familiar.

Los colegios deberían advertir a los padres de familia de los contenidos inapropiados que tiene esta producción, así como animarlos a plantear un debate social sobre la afectación que estos mensajes pueden tener en la mente y el comportamiento de los jóvenes, así como sobre la “huella cultural” que dejan en la sociedad.

Finalmente, es importante contrastar este tipo de amenazas fomentando la reflexión y el auto control en los jóvenes, debido a que la facilidad de acceso a este tipo contenidos digitales es tan grande, que la única medida efectiva para prevenirlos es la conciencia en los jóvenes de los grandes daños que en su imaginación, en su discernimiento moral, en la percepción de la realidad y proyecto de vida pueden generar este tipo de productos, sin duda altamente tóxicos desde el punto de vista ético.

¿Cómo bloquear la serie Élite en el Netflix de tu casa?

Ve a la página Cuenta (Account) desde un navegador web.
Selecciona el vínculo Controles parentales (Parental controls) en la sección Configuración (Settings).
Escribe tu cuenta y tu contraseña de Netflix y selecciona Continuar (Continue).
Si aún no tienes un PIN, introduce cuatro números (no letras) en el campo PIN: este será tu código PIN.
Establece una protección por PIN para un título específico introduciendo el título en el cuadro “Introduce el nombre de la serie o película” (Enter show or movie name) y haciendo clic en el icono cuando aparezca.
Selecciona Guardar (Save).

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